martes, 7 de julio de 2009

Impacto sonoro en Buenos Aires: conciencia, respeto y ley

En la actualidad, la provincia de Buenos Aires sufre los trastornos ocasionados por la elevada contaminación acústica que se viene desarrollando, como consecuencia de las acciones del hombre.

El ruido constituye uno de los males que ya forman parte de la vida cotidiana de las personas, y del paisaje céntrico de Buenos Aires. Así, las sociedades modernas conviven con el ruido, pero desconocen sus efectos irreversibles. La contaminación sonora crece junto al desarrollo urbano y afecta, cada vez más, la calidad de vida de la gente y deteriora, sin límites, al medio ambiente. Según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) Buenos Aires es la ciudad más ruidosa de América Latina, y cuarta en el mundo, después de Tokio, París y Nueva York. Hay varias fuentes sonoras que deterioran, entre ellas, la construcción de edificios: en los últimos cinco años se registró un boom inmobiliario, sin medir cuánto pudo haber contaminado acústicamente. La arquitecta María Isabel Tortora, directora de Ordenamiento Ambiental de San Fernando, detalló, a lo largo del reportaje, las causas, medidas, proyectos, y consecuencias que circulan entorno al agravante que cobró mayor peso en los últimos años: la contaminación acústica.


- ¿Por qué cree que, a la hora de realizar una edificación, la empresa constructora no recapacita de que le está haciendo un mal enorme a la sociedad y al ambiente?
- A mi entender, la construcción, antes del problema que se desató entre el Gobierno y el sector rural, era uno de los motores de la economía, y un gran generador de empleo. Es por eso que a la hora de llevar a cabo un proyecto, los realizadores piensan en el dinero. No obstante, sí estoy convencida de que la multiplicación indiscriminada de torres en los barrios de la provincia de Buenos Aires, en los que predominan las casas bajas, pone la red de servicios al borde del colapso, aumenta la contaminación visual y sonora, aumenta el caos vehicular y altera, drásticamente, la fisonomía tradicional de los barrios.
- ¿Qué medidas, en este caso, desde el municipio de San Fernando se toman? ¿Existen reglamentaciones? Y, si las hay, ¿se cumplen?
- Por supuesto que existen normas y leyes que protegen la preservación y restauración del patrimonio natural, urbanístico, arquitectónico y de la calidad visual y sonora. En el caso de San Fernando, se aplica el que tiene mayor fuerza y alcance: el Código de Prevención de la Contaminación Ambiental, donde se establecen normas referidas a ruidos y vibraciones provenientes de Fuentes Fijas, de Fuentes Fijas Transitorias, y en relación a los niveles de ruidos provenientes de Fuentes Móviles.
- Recién dijo que en el Municipio, donde dirige, se aplica el Código de mayor fuerza y alcance. ¿Por qué lo denominó así? ¿Hay trabas?
- No es que hayan trabas, pero lamentablemente el es único que ampara a una persona en caso de que se encuentre en una situación en la que es víctima de ruidos externos, provocados, en este caso, por construcciones, y me gustaría atreverme a decir “construcciones de cualquier índole”, porque las construcciones de fábricas, donde los ruidos llegan para quedarse, son las que más perjudican. Y, respecto a las trabas, en muy pocos casos se respetan los ordenamientos, como dije antes, es una cuestión económica, al constructor le interesa el dinero.
- Entonces, ¿dónde estaría el control sonoro?
- La mayoría de las obras se amparan en que realizan sus operaciones en horarios de trabajo. Pero de ahí a que haya un control del ruido que ocasionan, no.
- Es decir que desde la Municipalidad no se exige que se hagan “mapas acústicos o de ruido”.
- No. Ni siquiera se hizo a nivel general, es decir, para San Fernando.
- El tema de la contaminación ambiental sonora es muy complejo, ya que perjudica la vida de las personas y del medio en que vivimos. ¿Cuáles son las soluciones posibles?
- Solucionar el problema de la contaminación sonora urbana requiere del diseño y de la aplicación de políticas oficiales que se basen en evidencias científicas. El año pasado se aprobó, por la Cámara de Diputados, una propuesta nacional de la Ley Nacional de Ruido, que contempla la problemática del ruido en forma integral. Desde ese momento no tuvimos más noticias de lo que ocurrió con el proyecto.
- ¿El Poder Ejecutivo debería hacerse cargo de la situación?
- Es una obligación, como también lo es para cada municipio. Si actuáramos juntos, los resultados se verían a corto plazo. El ojo está puesto en la contaminación producida por los transportes, tanto individuales como colectivos. Ahí habría que atacar en primera instancia. Por ejemplo, los edificios, de gran altura, ubicados en avenidas o calles muy transitadas, reciben un mayor impacto sonoro. Los departamentos ubicados en la zona superior de la torre están menos protegidos porque el ruido no rebota, entonces sus habitantes están más desprotegidos. En cambio, la gente que vive en los primeros pisos tiene el amparo de las casas y de los árboles. Reitero, se debe instrumentar un plan de remediación acústica.
- Técnicamente, ¿cómo se puede combatir el exceso de sonido, tanto industrial como comunitario?
- Resulta obvio que sería produciendo menos ruido. No obstante, es evidente que llegar a ese punto es muy costoso, pero existen técnicas como la instalación de pantallas o sistemas de protección entre el foco de ruido de automóviles y otros transportes, y los oyentes. Otra opción, que es para la protección de una familia, por ejemplo, sería recubrir con materiales aislantes las paredes de casas o edificios, las maquinas generadoras de ruido, entre otras cosas.
- Es evidente que son las conductas inadecuadas de las personas las que producen la contaminación ambiental y, por ende, la sonora. Un caso muy fuerte que se vive es la presencia de los celulares. A nivel colectivo, ¿cómo se cura este mal?
- Además de las leyes que se deberían desarrollar, hay otro gran problema: el respeto. Por eso, también considero adecuado y necesario que para aminorar la contaminación sonora -consecuencia de fuentes que emiten ruidos como transportes, industrias, construcciones, locales públicos, y la tecnología- se deberían promover programas educativos, cuyos objetivos sean concienciar a la población para que se involucre en la problemática ambiental y en el respeto por sus vecinos.

Por Agustina Heb

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